Odio que suene todo tan tremendamente meloso. No quiero volver a caer de tal forma. No quiero volver tener que sufrir un desengaño. Me prometí no volver a ilusionarme, no volver a ser tan cursi, pero junto a él es todo tan especialmente dulce... Con él es inevitable.
Adoro eso de estar tirados en el césped del parque, ambos en silencio con ese fondo de jazz que él me descubrió, mientras, sin dejar de mirarnos, pierde sus dedos en mi pelo.
Me lo prometí, pero algo en mí interior cruzaba los dedos en ese preciso momento.